Esta habitacion huele a ti. Mi cama, la nuestra, las cortinas blancas a las que he prendido fuego. Mi vida, descrita en una lengua particular. Y la verdad, no se cual sera el camino correcto, ni por supuesto cuanto durara. No pense que el este sentimiento acabase, pense que era eterno, como la profundidad de mi violin al sonar. Si, que locura, lo saque de su tumba. Y lo unico que pretendia era saber cuantas veces tu cabeza rondaba la mia. Incluso los cambios ambiciosos, incluso lo que no te conte, la persona que empezaba a ser, pense que se podria superar todo, que en definitiva es la base de este sentimiento en puro. Y necesitaba coger tu mano, y no la de la seduccion de dejar olvidar años. Incluso los errores, los quesos olvidados en el frigorifico. Tu eras el rey de este idioma, y yo, bueno, yo solo garabateaba con mi violin. Sin saber como bailar, como seguir, como llorar.
Y estaba tan lejos el viaje, que pense que Estocolmo era el lugar, cuando en Madrid nacio el idioma. Y no se que camino tengo que seguir. Ni cuanto durara pero no quiero equivocarme al querer.
Y en la maleta a penas hay unas cuantas cajas de antidepresivos y tabaco, y mientras me marchaba escribia una cancion, sobre todas las veces que ame, incluso a la unica persona que se encontro con este sentimiento, pero aun no tenia letra. Pero, ya no servia de nada, solo habia un 'pam' en mi cabeza. Y necesita estallar, acabar, adios tabaco, adios Estocolmo, adios Madrid.